El verdadero problema del agua en el Perú es la informalidad, no la agroexportación formal

En los últimos meses se han difundido reportajes que cuestionan el rol del sector agroexportador en la gestión del agua, presentando datos y testimonios que, según Juan Manuel Benites, presidente del Instituto CRECER y exministro de Agricultura, no reflejan la complejidad del problema hídrico nacional. “El verdadero problema del agua en el Perú está en la informalidad, no en la agroexportación formal”, afirmó. Para él, sin fortalecer la institucionalidad, no habrá una gobernanza hídrica sostenible.

Benites explicó que el caso de Ica, constantemente señalado como ejemplo de sobreexplotación, no puede evaluarse sin considerar tres fallas estructurales: la falta de infraestructura pública, el uso informal del agua y la debilidad del Estado. Señaló que el recurso existe, pero no se aprovecha por falta de proyectos. “El Estado no ha ejecutado las obras necesarias para almacenar, reutilizar o distribuir mejor el agua disponible”, enfatizó.

El exministro cuestionó también la difusión mediática de afirmaciones sin sustento técnico o basadas en estudios desactualizados. Considera que este enfoque afecta injustamente a un sector que genera empleo para miles de familias peruanas. “No es responsable usar declaraciones aisladas para conclusiones que dañan la reputación de un sector clave para el país”, advirtió, llamando a una revisión más rigurosa de las fuentes oficiales.

Asimismo, destacó que la agricultura moderna formal emplea tecnologías que optimizan el recurso hídrico. “Hoy se aplica riego tecnificado por pulsos y se promueve el reúso de aguas tratadas, prácticas que hacen la producción más eficiente y responsable”, precisó. Según Benites, estos avances demuestran que la agroexportación formal puede ser productiva sin comprometer la sostenibilidad ambiental.

Agregó que las principales empresas agroexportadoras cuentan con certificaciones como GlobalG.A.P., GRASP, SMETA y AWS, que acreditan estándares rigurosos en sostenibilidad, ética y respeto laboral. “Estas certificaciones no son simples sellos; son compromisos auditados que reflejan la seriedad de un sector que cumple normas y protege el medio ambiente”, señaló. Esto, afirma, desmonta la idea de prácticas irresponsables en el sector formal.

Benites resaltó además el rol de los gremios empresariales, como AGAP, que impulsan programas de siembra y cosecha de agua, recarga de acuíferos y capacitación técnica. También mencionó la colaboración con la Autoridad Nacional del Agua para fortalecer la gestión hídrica. “La agricultura formal es parte de la solución, no del problema”, subrayó, recordando que el sector es un motor esencial para la economía regional y nacional.

Finalmente, hizo un llamado a que el debate público sobre el agua se base en evidencia verificable y diálogo constructivo. Para Benites, reducir el problema a acusaciones simplistas impide atender las causas reales: informalidad, falta de infraestructura y un Estado débil. Solo enfrentando estos factores, afirmó, será posible lograr un manejo sostenible del recurso más estratégico del país.

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