UNICEF e INEI alertan un retroceso crítico del Perú en pobreza, hambre y derechos de la niñez

El reciente informe de UNICEF y el INEI ofrece un diagnóstico contundente: el Perú ha retrocedido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) vinculados a la niñez y adolescencia. Tras una década marcada por la inestabilidad política, los avances en pobreza, hambre, igualdad de género y educación muestran un estancamiento preocupante que debe entrar en la agenda electoral.

Durante estos diez años, siete presidentes pasaron por Palacio, afectando la continuidad de políticas públicas esenciales. Programas contra la anemia, la deserción escolar y la pobreza no alcanzaron los resultados esperados pese al incremento del presupuesto estatal. La evaluación 2015-2024 concluye que el país no muestra progreso sostenido, sino retrocesos significativos.

En materia presupuestal, los recursos han aumentado, pero sin resultados. Qali Warma pasó de S/1,269 millones en 2015 a más de S/2,460 millones en 2024, mientras Cuna Más subió de S/308 millones a S/835 millones. A pesar de ello, la pobreza infantil persiste en niveles alarmantes, dejando en evidencia la falta de eficacia en la ejecución pública.

El primer ODS, fin de la pobreza, registra retrocesos claros. El informe señala que “en 2024, el 36,6% de niñas, niños y adolescentes vivía en pobreza monetaria y el 8,2% en pobreza extrema”. Asimismo, el 22,2% tiene al menos una necesidad básica insatisfecha y menos de un tercio vive en hogares con acceso a seguridad social futura.

El documento advierte que estas cifras deben ser tomadas en cuenta por los candidatos presidenciales, senadores y diputados. En cualquier debate, los temas vinculados a pobreza, infancia y desigualdad deberían ser prioritarios, ya que representan desafíos estructurales que condicionan el desarrollo del país.

Respecto al ODS 2, hambre cero, se registra una ligera reducción de la desnutrición crónica en menores de cinco años, de 14,4% en 2015 a 12,1% en 2024. Sin embargo, la anemia continúa siendo crítica: “la prevalencia en niñas y niños de 6 a 35 meses fue de 43,7%, sin avances significativos en diez años”, explica el reporte.

La situación es aún más severa en zonas rurales y hogares pobres, especialmente donde las madres tienen educación primaria, nula escolaridad o lengua originaria. Este segmento constituye el grupo más vulnerable frente al hambre, la desnutrición y la anemia, exponiendo profundas brechas territoriales y sociales.

El informe también sostiene que estos retrocesos están vinculados a la fragilidad democrática, reflejada en la falta de continuidad gubernamental. Los gobiernos de Humala, Kuczynski, Vizcarra, Merino, Sagasti, Castillo y Boluarte no lograron consolidar políticas efectivas que impacten en la calidad de vida de la niñez.

En cuanto al ODS 4, educación de calidad, los resultados muestran mejoras en conclusión escolar pero serios problemas en aprendizajes. “En 2024, solo el 18,4% de los adolescentes alcanzó nivel satisfactorio en comprensión de textos y el 11,3% en matemática”, advierte UNICEF. La brecha educativa sigue siendo profunda y estructural.

El análisis también evidencia retrocesos en igualdad de género. “Cuatro de cada diez adolescentes mujeres sufrió violencia en los últimos 12 meses”, señala el documento, pese a una reducción reciente. Además, el 17,9% de mujeres entre 20 y 24 años estuvo casada o en unión estable antes de los 18 años, mostrando riesgo persistente de matrimonio infantil.

La violencia contra niñas, niños y adolescentes continúa siendo alarmante. El informe menciona que tres de cada diez adolescentes fueron víctimas de agresiones físicas o psicológicas en su propio hogar. Al depender de sus agresores, solo el 6,7% de adolescentes víctimas presentó una denuncia formal.

A esto se suma una marcada brecha de percepción de seguridad. “El 63,4% de hombres se siente seguro al caminar solo, frente a solo el 46% de mujeres”, indica UNICEF. La falta de canales de denuncia y sistemas de protección refuerza la vulnerabilidad de niñas y adolescentes.

El reporte finaliza con una advertencia directa a futuras autoridades: se requiere mayor atención a los ODS 1, 2, 4, 5 y 16, y fortalecer los esfuerzos intersectoriales con enfoque territorial, de género e intercultural. Solo así se podrá garantizar el cumplimiento de los derechos de la infancia y cerrar las brechas que aún persisten.

Finalmente, UNICEF e INEI subrayan la urgencia de mejorar el monitoreo, la inversión focalizada y los mecanismos de participación ciudadana. Para un país que enfrenta desigualdad estructural, estos temas deben ocupar un lugar central en la agenda electoral y en la discusión pública del 2026.

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