El calamar gigante, una de las pesquerías más importantes del planeta, enfrenta un grave riesgo por la pesca ilegal y sin control en aguas internacionales del Pacífico sur. Según Alfonso Miranda Eyzaguirre, presidente de CALAMASUR, cada año se capturan más de un millón de toneladas, con la participación de flotas artesanales de Perú, Chile y Ecuador, que compiten contra los grandes buques industriales chinos.
Miranda destacó que en 2025 las capturas muestran una leve mejora tras la caída histórica registrada en 2024, el año con los niveles más bajos en 25 años. “El año pasado se pescó la mitad del promedio anual, y aunque el panorama este año es mejor, los problemas estructurales que amenazan la sostenibilidad persisten”, afirmó. Chile y Perú cuentan con normas claras, pero en alta mar las embarcaciones chinas operan sin restricciones, agregó.
La pesca del calamar gigante en aguas internacionales se encuentra bajo la supervisión de la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (OROP-PS), en la que participan Chile, Perú, China, la Unión Europea y Estados Unidos. Sin embargo, en la más reciente reunión del Comité Científico de la OROP-PS, realizada en Nueva Zelanda, no se lograron avances para garantizar la sostenibilidad del recurso, vital para el abastecimiento alimentario de millones de familias en Europa y Sudamérica.
Ante este estancamiento, CALAMASUR ha decidido plantear acciones directas ante la Unión Europea, exhortando a que adopte una postura más firme y asuma un rol proactivo en la regulación pesquera internacional. “Si la UE se lo propusiera, podría impulsar muchas de las discusiones clave que hoy están detenidas y que son necesarias para ordenar la pesca del calamar en altamar”, enfatizó Miranda Eyzaguirre.
El líder del gremio sostuvo que la colaboración internacional es clave para enfrentar la sobreexplotación del recurso. Señaló que las flotas chinas representan un problema estructural debido a su falta de transparencia y uso de documentos falsificados, lo que afecta directamente la competitividad de los países sudamericanos que sí cumplen con la normativa pesquera.
Finalmente, Miranda resaltó que la industria europea podría marcar la diferencia adoptando políticas de compra responsables, que excluyan productos de origen dudoso o sin manejo sostenible. “Europa tiene la capacidad de condicionar el mercado y promover prácticas pesqueras más justas y sostenibles”, subrayó, reafirmando el compromiso de CALAMASUR con la protección del calamar gigante y el equilibrio del ecosistema marino.