El impacto económico de la diabetes y la obesidad en el Perú es alarmante. Según la Sociedad Internacional de Farmacoeconomía e Investigación de Resultados en Salud (ISPOR), en 2019 estas enfermedades representaron el 1.8% del PBI, superando los USD 4,000 millones. En 2024, la diabetes por sí sola costó al país USD 1,880 millones, lo que refleja un problema creciente.
Los datos fueron expuestos en el Foro de Salud Pública, organizado por la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD) en conjunto con ALAFARPE. El evento puso en evidencia la urgente necesidad de fortalecer las políticas de prevención, diagnóstico temprano y control integral, ante el peso social y económico de estas patologías.
El Dr. Alfonso Gutiérrez, presidente de ISPOR, remarcó que mientras la prevalencia de estas enfermedades aumenta, el presupuesto en salud para ENT (enfermedades no transmisibles) cayó un 17.9% entre 2019 y 2024. Este recorte compromete la capacidad del país para enfrentar una de las principales amenazas a la salud pública.
En el caso de la obesidad, las familias deben asumir hasta un 18% del costo de atención, es decir, más de USD 710 millones. Además, la pérdida económica por ausentismo laboral y muertes prematuras asciende a un 17.5% del gasto, lo que supone otros USD 706 millones que golpean directamente la productividad nacional.
Por su parte, el Dr. Segundo Nicolás Seclén, presidente de ALAD, advirtió que la obesidad no es reconocida en el Perú como una enfermedad crónica, pese a que es la puerta de entrada a más de 200 males, entre ellos la diabetes, hipertensión, varios tipos de cáncer, depresión y ansiedad. Un abordaje integral resulta imprescindible.
El foro también contó con la participación del embajador de Dinamarca, Henrik Bramsen, quien compartió la experiencia de su país. En Dinamarca, la prevención de la obesidad se trabaja mediante programas escolares, campañas de nutrición, actividad física y políticas públicas que facilitan el acceso a alimentos saludables.
Finalmente, los especialistas coincidieron en que el reto requiere articulación multisectorial: fortalecer la atención primaria, impulsar la investigación aplicada, reforzar la educación en salud y garantizar financiamiento sostenible. Solo así, el Perú podrá enfrentar de manera efectiva la doble amenaza de la diabetes y la obesidad.