✍️ Escribe: Néstor Díaz
Solemos comentar en el día a día o en las jornadas deportivas que los máximos goleadores de los mundiales son el alemán Miroslav Klose y “el fenómeno” Ronaldo. Sin embargo, la real goleadora del fútbol en la historia es una mujer. Sí, así como lo lees. Se trata de la brasileña Marta Vieira Da Silva, con 17 dianas en los 20 partidos que disputó en cinco mundiales (2003, 2007, 2011, 2015 y 2019). Con una habilidad innata con la redonda, regate, cambio de ritmo, lucidez para habilitar o ser colocada frente a la portería y una fantasía desbordante al definir. Marta baña tres décadas al fútbol femenino de popularidad, de gloria, para consolidar a tal deporte como inclusivo en todos sus frentes. Canta al mundo moderno que el fútbol no es exclusividad de los hombres, sino que también ellas pueden patear. Y patear, como atletas consagradas, con técnica, marcar goles mejor incluso que algunos cojos que se pasean con un exorbitante salario.
“Sin ánimo de polemizar”, como dice el periodista Martín Fernández, Marta es la mejor futbolista femenina de todos los tiempos. Ha obtenido el premio a Mejor Jugadora del Mundo de la FIFA en seis ocasiones (2006, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2018) ¡Inalcanzable! Además, es la máxima goleadora histórica de la selección brasileña, que en 122 oportunidades hizo que la pelota bese la red. El mejor gol del fútbol femenino tendrá como galardón: ¡Premio Marta! Aquella niña que nació bendecida para hacer vibrar a la hinchada en los estadios, descubierta por la entrenadora brasileña Helena Pacheco cuando contaba 14 veranos. Aterriza en la carrera profesional en Vasco da Gama en el 2000, luego de jugar como juvenil en Centro Sportivo Alagoano. Para posteriormente calar en Los Angeles Sol, Santos FC, Gold Pride, Orlando Pride (club actual), entre sus principales equipos que tienen el privilegio de contar: ¡Aquí jugó Marta! Llamada por el mismo Edson Arantes como “Pelé de Falda«. Es la primera y única mujer en plasmar la marca de sus pies en la acera de la fama del Estadio Maracaná. ¿Qué más pueden pedir las mujeres? Si ella les “abrió las puertas al gramado”.
Un gramado donde aún existe el machismo y relegan a las damas a un “segundo plano”. Aunque sea mínima esta afirmación, los hay en algunos lugares o personas de limitado “panorama”. “Cuando me veían jugando al fútbol con los niños, mis hermanos mayores venían, corrían detrás de mí para llevarme a casa y yo salía corriendo. La mayoría de las veces no conseguían alcanzarme porque era más rápida«, declaró Marta con una sonrisa entre los dientes a la BBC Mundo. Su familia y entorno creían que el fútbol no era para mujeres y no estaban a gusto con los comentarios de los vecinos ante una niña que empezaba a romper los paradigmas de la sociedad. «Querían que jugara a las muñecas o que hiciera algo para volver al mundo femenino«, prosiguió. En otra oportunidad, al acariciar el Premio Especial de la FIFA, The Best FIFA Football Awards 2023, enmarcó su honorable carrera: “…Espero que jueguen al fútbol y que la estirpe familiar continúe, ese es mi sueño. Tengo el sueño y el deseo de tener un hijo y agarrar una silla y sentarme en la banda para verlos jugar, entrenar y llevarlos a los entrenamientos. Ese es mi sueño y espero que se haga realidad«.
Así es, Marta, la “reina”, objetiva, luchadora, soñadora, a pesar de que lo haya ganado todo. Si bien es cierto que el fútbol femenino evoluciona más lento que el masculino y los presupuestos son extremadamente diferentes, las mujeres van en una dichosa dirección a conquistar por completo las masas de exquisitos aficionados. Sus hermanos José Valdir y Ángela manifiestan que están “avergonzados” por lo que le hicieron a Marta. “Éramos unos machistas cavernícolas, hoy estamos llenos de orgullo”. Marta comenta que les ha perdonado. En el lustre del 2010, cuando la ONU la nombró embajadora de Buena Voluntad, un cargo que en ese momento solo contaban ocho personas en el mundo y que lo ejerce con breves cambios hasta la luna de hoy.
La única con dos funciones: trabajar para disminuir la pobreza y por la autonomía femenina. Ella consideró que ese premio fue uno de los más importantes en su vida porque usa su historia como ejemplo para ayudar a otras personas a pensar en un futuro mejor. Es decir, impregna un mensaje a los jóvenes: que los premios materiales no sirven; más bien los reconocimientos de este tipo, que enlazan la solidaridad hacia los desprotegidos, son los primordiales. Como dice una canción: ser humano es lo que quiero ser… ¡Centro al área y tú tienes el balón!
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