La Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) anunció que comenzará la marcha blanca del proyecto Lima–Chosica, con pruebas técnicas sin pasajeros. El alcalde Renzo Reggiardo informó que los vagones —almacenados desde septiembre en el Parque de la Muralla— realizarán un traslado de prueba por la ruta Monserrate–Parque de la Muralla–Chosica. El objetivo es verificar su funcionamiento antes de habilitar el servicio.
El proyecto cuenta con el respaldo técnico de Proinversión, cuya asistencia fue confirmada por su director ejecutivo, Luis Del Carpio. Esta agencia se encargará de estructurar formalmente el proyecto, que forma parte de una propuesta mayor vinculada al Ferrocarril Central. Se espera que el tren contribuya a mejorar la movilidad en la capital, utilizando vías existentes y planificando posibles expansiones.
Reggiardo no ofreció una fecha exacta para el inicio del servicio regular, pero señaló que la comuna trabaja para que el tren entre en operación en los primeros meses de 2026. “Tal vez en el primer trimestre del próximo año”, declaró, aclarando que la puesta en marcha depende de diversos factores técnicos y administrativos. El anuncio genera expectativa en Lima Este.
Sin embargo, persisten dudas sobre el estado de los vagones. En julio, se constató que parte del primer lote arribado —formado por 42 coches y 11 locomotoras— presentaba signos de oxidación, polvo y deterioro, a pesar de haber sido adquirido por millones de dólares. Estos hallazgos alimentan el reclamo ciudadano por transparencia y calidad en la implementación.
Además, documentos difundidos vía la Ley de Transparencia en Estados Unidos habrían revelado que el costo real de estos trenes supera los 22 millones de dólares, contradiciendo versiones anteriores que los presentaban como donados. El hallazgo pone en entredicho la narrativa oficial y refuerza la presión social para que el proyecto cumpla con estándares técnicos, financieros y de seguridad.
La marcha blanca representa un paso clave para determinar la viabilidad del servicio, aunque el camino sigue siendo incierto. Será necesario garantizar condiciones óptimas antes de permitir el traslado de pasajeros. Para muchos limeños, especialmente residentes del Este, el éxito del proyecto podría significar una mejora real en la conectividad. El reloj hacia 2026 ya comenzó a correr.




