Los ciberataques y errores humanos son hoy las principales causas de pérdida de información en empresas de todo tamaño. En Perú, solo en la primera mitad del 2025, se registraron más de 748 millones de intentos de ataques, siendo el ransomware y el phishing las amenazas más comunes, según Fortinet. Ante este panorama, la ciberseguridad ya no es un tema técnico, sino una decisión estratégica de supervivencia para las organizaciones.
Luis Ladera, Director de Desarrollo de Negocios en DIMA, advierte que muchas empresas aún dependen de una sola copia de información en la nube, sin inmutabilidad ni pruebas de restauración. Para él, esa es la “receta perfecta para caer en el chantaje digital” y aun pagando rescates, no siempre es posible recuperar los datos. La falta de preparación, señala, ha llevado a compañías a prolongados periodos de inactividad que comprometen su continuidad operativa.
Frente a ello, surge la regla 3-2-1-1-0, considerada un estándar global de resiliencia. La fórmula es clara: 3 copias de los datos, en 2 tipos de medios distintos, 1 copia en un sitio externo, 1 copia inmutable u offline, y lograr 0 errores en pruebas de restauración. Esta práctica, más que un protocolo, se convierte en un compromiso verificable para garantizar la continuidad de los negocios en escenarios críticos.
“Adoptar la regla 3-2-1-1-0 marca la diferencia entre resolver una crisis en horas o sufrir días de inactividad”, enfatiza Ladera. Explica que pequeñas empresas pueden usar la nube y NAS modernos con snapshots inmutables; medianas, planes de recuperación alternativos o servicios DRaaS; y grandes, arquitecturas multinivel que combinen distintas capas de seguridad y pruebas constantes.
Además de blindar frente al ransomware, esta estrategia reduce los riesgos de errores humanos, caídas en servicios en la nube y fallas de hardware. Sin pruebas automáticas ni copias inmutables, el respaldo es solo “una promesa”, advierte el especialista. La diferencia está en validar periódicamente que las copias realmente funcionen en caso de emergencia.
Finalmente, Ladera sostiene que la regla 3-2-1-1-0 debe asumirse como una necesidad estratégica en la era digital. “La clave es probar, verificar y blindar los respaldos. Solo así se garantiza la resiliencia empresarial frente al ransomware y otros incidentes críticos”, concluye. Con esta práctica, las compañías no solo reducen riesgos, sino que aseguran su permanencia en un mercado cada vez más vulnerable a amenazas cibernéticas.




